
Una de las misiones más arriesgadas de la aviación es localizar y destruir los radares de la antiaérea enemiga, y esa fue una tarea ingrata pero muy necesaria de los pilotos de la USAF en el Sudeste Asiático para intentar mermar las capacidades de los SAM norvietnamitas de origen soviético que cada vez tenían mayor presencia en la zona. Al principio fueron los F-100 y los F-105, hasta que el F-4 Phantom II G tomó el relevo como modelo especializado, llegando incluso a actuar en la Guerra del Golfo de 1991. Te lo cuenta 🚴Esaú Rodríguez.
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