Ningún comandante tenía derecho a retirarse sin una orden. Quien así lo hiciera estaba sujeto a un tribunal militar correspondiente a su nivel de jerarquía.
La orden 227 conocida por Ni un paso atrás, fue recibida con escepticismo entre los militares, y apenas se aplicó. Pero en principio la Stavka pretendía en castigar con la vida retroceder de los puestos del frente. Una medida terrible que quería causar más determinación y fiereza entre los soldados del ejército rojo.
Te lo cuenta 🏍️ Julio Caronte
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